El Neocardenismo
se nutre de diferentes ideologías que influyeron en su conformación, ideas de
una izquierda tradicional, tanto “moderna” como “recién creada”, de un notorio
cambio intransigente de poder (nuevas movilizaciones y organizaciones civiles),
una lucha por el mismo y un cambio en las raíces autoritarias que han gobernado
al país, así como en otros países del mundo ha sucedido, aplicando modelos
económicos y políticos, que más que ayudar, han truncado al pueblo en contra de
su bienestar.
El
término Neocardenismo tiene un significado peculiar, retomado de antagonismo y
viejas prácticas de ejercer el poder; neo
que quiere decir nuevo y Cardenismo que
es a lo que nos referimos con antiguo, relacionándose con el Cardenismo de los
años treinta. Entonces, este Neocardenismo que se da en a finales de los años
80, trata de un movimiento nuevo, “renovado”, que toma como base las demandas
de los años treinta y las implanta en una nueva forma de manifestación política
y civil, y que está plenamente enlazado
con la figura dominante de Cuauhtémoc Cárdenas.
Nuestro
interés por analizar la concepción y conformación del Neocardenismo, de inicio fue
abordado desde una visión general. La elección del tema se planteó de acuerdo a
algunos de los interés actuales, sobre la injerencia que tiene el papel de la
izquierda (sistema de partidos políticos) en la conformación del Estado-Nación
y su relación con la derecha hegemónica, los cambios partidistas que acontecen
a raíz de la participación de amplios sectores políticos, civiles pero en
sentido social-político-popular como el caso de nuestro tema (actores sociales
y políticos).
Es un Movimiento
Político, Social-Popular. Surge en 1988, como un movimiento en contra del
Estado Nacional Mexicano. Está compuesto por los grupos de izquierda
tradicional, los partidos paralelos y aliados del PRI y los grupos afectados y
amenazados por la modernización económica y social (Tamayo, 1994).
Los antecedentes del Neocardenismo nacen a
partir de diversas ideologías que influyeron determinantemente en su desarrollo.
En primer lugar, mencionaremos a la ideología más influyente en la
caracterización de este movimiento: el
Cardenismo de los años treinta, corriente que tenía como principal sujeto a
Lázaro Cárdenas del Rio, en la cual se construyen amplias y extensas
movilizaciones para exigir derechos básicos: a la tierra, a la organización, a
la salud, a la educación, derivados de ideas provenientes de la “revolución
mexicana”, que movía masas, pues el gobierno era presentado como “un gobierno
para los pobres”, y es ésta característica la que resurge en el establecimiento
de nuevas movilizaciones, principalmente populares, en conjunto con los diversos
actores. El movimiento de 1968 otro
factor influyente, trae a cuenta la conciencia colectiva y participativa de la
nueva necesidad de un reordenamiento en las bases estructurales del gobierno,
como la coyuntura en un después; se dan estos cambios predecibles no solo en México,
sino en gran parte del resto del mundo, con la demanda de poner fin a la
hegemonía partidista, buscando cambios estructurales. El 68 es línea de
división en la creación y apertura de nuevas organizaciones, de diversos grupos
con intereses particulares pero con un fin en común, ya no querían ver todo el
poder en manos de la figura dominante, repudiaban el control que efectuaban, la
represión y la violencia generada. La
reforma de 1977 es el hito regulador y principal consecuencia de la cual se
deriva y estipula, a la vez, la participación de amplios espectros en el campo
político, el sistema de partidos, en mayor medida los de izquierda, para la
obtención y participación dentro del poder, y que estos juegan un papel
importante en la conformación del movimiento, pues se fusionan tanto partidos
de izquierda tradicional como partidos creados recientemente, como es el caso
del Partido Comunista Mexicano, que pasa a ser el Partido Unificado de México,
luego el Partido Mexicano de los Trabajadores, y se convierte en Partido
Mexicano Socialista, que en conjunto pasan a formar al Partido Revolucionario
Democrático. También se tiene una mayor
posibilidad de apertura para nuevas formas de organización política y social,
pues la nueva reforma, que corre a cargo de
José López Portillo, trata de abrir estos espacios principalmente para
controlar y mantener estables las fuertes movilizaciones que surgieron, y que
venían de la influencia del 68 (tenerlos conformes y quietos). La participación
de los nuevos partidos de izquierda se hace evidente: en el caso del Partido
Comunista, este se vuelve más democrático con el fin de la Guerrilla, pues las
nuevas circunstancias lo requerían; este corte magnifico del cambio de ideales
en el partido logró que surgiera una nueva unificación de los siguientes partidos
de izquierda en el establecimiento de nuevas formas electorales, que se ven
como un nuevo tipo de lucha, evitando las revueltas, la muerte y el
derramamiento de sangre. La crisis de
1982, teniendo en cuenta que deviene de un fracaso de políticas económicas
de protección, limitando el gasto público, logró que se nacionalizara la banca
y el peso se devaluara (el dinero del Estado comenzó a gastarse sin medida y
sin remuneración). Trae, pues, una crisis devastadora con la devaluación del
peso incontable e insostenible, siendo este factor uno de los principales para
la participación y acción popular, pues esta crisis genera desempleo paulatino,
lo que hace girar al movimiento por la vía de la protesta en contra del Estado.
Otro antecedente importante es el
terremoto de 1985, en cual la sociedad civil se da cuenta de que el estado
“gobierno” no hacía nada al respecto, pues no planteó la resolución de problemas
inmediatos de bienestar. El terremoto fue la gota que derramó el vaso. Se
necesitaba una mayor intervención del gobierno en los desafíos que la
naturaleza había impuesto al mismo, demandadas por la sociedad civil, lo que
trajo como resultado las asambleas de barrios y de viviendas para plantear las
exigencias que se harían al gobierno por sus constantes fallos. Y como
principal determinante para la creación y formación del movimiento, son las elecciones de 1988, las que
formularon amplias competencias entre los diferentes partidos en existencia; se
inicia una disputa entre partidos que buscaban ostentar el poder, de los cuales
contendían los principales partidos hasta la fecha y los recientemente
agregados.
Para situar el entorno tanto económico como
político, nos enfocamos en las fechas, de las cuales se derivó el movimiento. En
este caso, nos situamos en el periodo de gobierno de Miguel de la Madrid,
durante el cual se abrió la posibilidad de sumar a nuestro fallido sistema
económico Políticas Neoliberales, las cuales comenzaron el repliegue para la
conformación del bloque hegemónico, tanto político como económico. Para nuestro
tema, el Neocardenismo, nos ubicamos en el aspecto político, el cual comenzó a
impulsar un autoritarismo cada vez más creciente, relacionado, sobre todo, con
una visión partidaria en el seno del PRI. Estos descomunales actos llevaron a
despertar, en gran parte de la población, una inconformidad y dura exigencia
que se convierte en lucha, con el fin de resolver problemas referentes a la
acumulación de poder y bienes por parte del bloque autoritario, problemas tan
cotidianos como pago de viviendas, de las tierras etc. Fue durante este periodo
que dentro del mismo partido hegemónico, es decir, el PRI, se gesta una lucha
por evitar el dedazo en las próximas elecciones. Esto es en 1986, cuando el
gobierno de de la Madrid quiere imponer, como lo venía haciendo de tiempo atrás,
a su propio candidato; sin embargo, se oponen dos de los principales partícipes
dentro del Partido: Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, quienes están en
contra de que se siga eligiendo al mismo candidato de forma arbitraria. Esto los
lleva a formar internamente de la Corriente Democrática, la cual exigía que la
elección de los candidatos para presidentes se hiciera democráticamente y no en
manera de imposición. Con esta corriente lograrían unas elecciones limpias,
pero el PRI, al sentirse amenazado, pidió que se disolviera la Corriente. Esto
no se llevó a cabo, pues se solicitaba el apoyo de amplios sectores para lograr
la transparencia de las elecciones, por lo que fueron deslindados del partido,
atrayendo con ello más participación política y civil y, con la candidatura de
Cárdenas a través del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (siendo de
mayor apoyo puesto que venía de una identificación con la revolución y con el
cardenismo de los años 30), la corriente creció incluyéndose, cada vez más, coordinadoras,
movimientos de corte político de diferentes finalidades, y es entonces que se
decide crear el Frente Democrático Nacional en 1987, conformado por
organizaciones políticas y sociales, el cual principalmente buscaba llevar a
Cárdenas a la presidencia. Dentro de este frente se da una unificación de los nuevos
partidos de izquierda: durante toda la campaña se unen a las filas del frente
diversas organizaciones, coordinadoras, asambleas (surgidas en el terremoto del
85), movimientos estudiantiles etc. Así, la campaña pasa de demandas a confabulaciones
de éxito y de fracaso para quienes contendían por la presidencia: Carlos
Salinas por el PRI, Manuel Clouthier por el PAN, Cuauhtémoc Cárdenas por el
Frente Democrático Nacional, a Heberto Castillo por el PMS, a Rosario Ibarra
por el PRT y Gumersindo Magaña Negrete por el PDM, (Gutiérrez, 1990).
El día de las elecciones, el
6 de Julio, cerca de la media noche, los resultados que dio Bartlett fueron de
victoria para Cárdenas, pero en ese momento se anunció que el sistema había caído,
supuestamente siendo esta la razón para que se detuviera la información. Pocos
minutos después, volvieron a proporcionarse datos, y esta vez el triunfo fue
para Carlos Salinas. En ese momento, entre los aspirantes al poder se llegó a
la conclusión de que se había cometido un gran fraude. En medio de las disputas
se inició el movimiento en una ola política, después de haber declarado
triunfador definitivo a Salinas. Este es el principal eje y motor para que el
movimiento iniciara y creciera; surge por el inconformismo del fraude en las
elecciones. El movimiento, en sus inicios, estuvo conformado por una amplia
participación y vinculación social, con influencias políticas de diversos
partidos; sin embargo, a partir del fraude, la participación civil creció y
aumentó aún más, pues se exigían demandas que en otro momento no se habrían
pedido; entre de ellas destacan: una cambio estructural en el papel del Estado
y su intervención en políticas públicas que no existían, y si las había no
favorecían a gran parte de la población, democratización política en el país
(en este aspecto, parte de las movilizaciones comenzaron a hacerse más
presentes), una mayor participación política (lo cual afirma lo anterior), una
máxima presencia de canales de expresión (que no sólo se dieran a partir de
movilizaciones, sino a partir de la apertura de nuevas de demandas, siendo la
base más importante el cambio de dirigente político, en este caso, a Salinas).
Estas demandas fueron parte de los actores principales que dieron parte y
nutrieron de vida al movimiento.
La organización del movimiento no estaba
planeada en ningún aspecto, pero siempre giró en torno a la imagen de Cárdenas,
para movilizarse y plantear sus propuestas y demandas; es por ello que el
Neocardenismo estaba determinado por una forma Caudillista de Política, se
nutría de participación de dirigentes por regiones (la organización estaba presente
en medio de propuestas de las regiones que visitaba Cárdenas, buscando apoyo
para que se anularan las elecciones). Sólo las principales personalidades (entre
ellas, la más influyente, la de Cárdenas), tomaban decisiones serias y formales
para que estas avanzaran en la
auto-comprensión y desarrollo del movimiento popular, haciéndose, de alguna
manera, partícipes de un movimiento que recogía la memoria histórica campesina
y popular, planteando caminos concretos para acercar una utopía de mejoramiento
y bienestar general. Las multitudes que componían al movimiento se manifestaron
y esperaron el llamado de Cuauhtémoc para movilizarse e iniciar la lucha, una
lucha más radical. Pero los resultados no fueron favorables. En cambio, al movimiento
se le dio un giro completo, pues este se politizó cada vez más, hasta llegar a
convertir al movimiento en un Partido Político, el cual fue llamado PRD.
El Neocardenismo,
entonces, fue un movimiento social de efervescencia colectiva, pero con un
vuelco alrededor de intereses principalmente políticos. Se diferencia de cualquier
otro movimiento puesto que, a partir de este, es que algunos movimientos se
politizan entre demandas, que evocaban la necesidad de formar una organización
que sea la expresión política del cambio social y cultural a partir de la
democracia, de las ideas provenientes de la Revolución Mexicana, la dignidad del
pueblo y del progreso. Fue un movimiento convocado, pero no
organizado, presidido por líderes emblemáticos con acción y visión popular pero,
al mismo tiempo, de intereses particulares y con un caudillo a la cabeza del
movimiento.
Conclusión
Como principal antecedente de este tipo de
movimientos y organizaciones, encontramos al Movimiento Estudiantil de 1968, el
cual es el hito del que desembocan y afloran las nuevas manifestaciones en
contra del Estado y el Sistema que lo domina, dándose de una forma pacífica,
política, popular o radical.
Lo que debe quedar claro, es que el
Neocardenismo aglutinó a diversos actores, tanto civiles como miembros de algún
partido político, y en esto último, a partir de este movimiento, es cuando las
siguientes movilizaciones tienen como principal agente a los intereses políticos.
El Neocardenismo es el nuevo
desafío para el partido político hegemónico, que desestabiliza el papel que
hasta entonces tenía. Como principales resultados de esto y los siguientes
movimientos de corte político, encontramos que dentro del estado se da un
desajuste del control político que
ejercía el principal partido político de entonces, un mayor aumento de
las luchas sociales-populares, un nueva necesidad para exigir la democracia por
la vía de los movimientos “movilizaciones” y organizaciones populares.
Fuentes Consultadas
Bibliografía
Lugo, C. C. (1989). Neo cardenismo: de la
renovación política a la ruptura partidista. Mexico, D.F.: Instituto de
Proposiciones Estratégicas.
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